Considero que en los tiempos que corren debemos de ser conscientes de hacia donde va la educación, reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Con la cantidad de cosas que debemos tener en cuenta, no somos súper humanos, pero a veces lo parecemos y últimamente he notado un sentir general que no me agrada en absoluto. No se valora el trabajo que hacemos; los que estamos educando a quienes llevarán las riendas de nuestro futuro necesitan ser en primer lugar personas felices, con las cosas claras y con unas metas que conseguir. A veces hay tantas cosas a las que prestar atención en el cole que ignoramos que lo más importante son nuestros alumnos. Ellos son la semilla de lo que vendrá más adelante y no debemos olvidar que formamos parte de la etapa más primordial de todas.
Vuelvo a hablar de los sentimientos, pero es que me parece fundamental tratarlos en clase, saber identificarlos para que nuestros alumnos los puedan controlar en situaciones de desagradables o de mucho estrés. Tener sentimientos negativos no es malo; lo malo es no saber qué hacer con ellos, debemos investigar para llegar al fondo del problema y después de resolverlo nuestro alumno o alumna llegará a ser una persona más feliz; ya que se le enseñó a controlar su rabia ante un conflicto por ejemplo. O el rencor, cuántos niños/as vemos que no se relacionan con algún otro porque recuerdan una situación desagradable con esa persona en concreto. Considero que no le prestamos la suficiente atención a los sentimientos y muchas veces es más fructífero en una clase saber identificar posibles problemas que tienen su causa en un sentimiento negativo, más que saber de memoria las Comunidades Autónomas.
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